Iglesia de Santa Eulalia

La iglesia de Santa Eulalia o Santa Olaya de La Mata aparece documentada ya en el año 1086. Aunque de su factura románica apenas nos quedan unos canecillos y una portada en el interior, es relevante y muy curiosa la historia del sepulcro de piedra que se conserva en ella.

Este sepulcro, apenas decorado, se atribuye al obispo Ataulfo, llamado popularmente Santo Dolfo.

Según está escrito, en el siglo X, el obispo de Iria (Santiago de Compostela) se dirigía a Oviedo para ver al rey Bermudo II y defenderse de unas graves acusaciones de las que había sido víctima. A punto de llegar, se encontró con la iglesia de La Mata y le gustó tanto que decidió que cuando falleciese quería ser enterrado allí.

Al día siguiente, continuó hasta Oviedo y entró en la iglesia a decir misa antes de ver al rey. Mientras tanto, el monarca, que creía ciertas las graves acusaciones hacia el obispo, mandó soltar a un toro feroz contra él para que lo embistiera en cuanto se asomara al patio. Sorprendentemente, el toro se acercó al obispo de forma mansa poniéndole sus astas en la mano, como rindiéndose ante él. Ataulfo, sin hacer fuerza alguna, las sostuvo y dejó al toro desprovisto de sus armas. Para mayor milagro, el toro arremetió contra los hombres que le habían llevado hasta allí y huyó al campo. Entonces, el obispo Ataulfo dio las gracias a Dios y se dispuso a volver a Galicia.

Llegando al valle de Pramaro (Grado) falleció repentinamente. Cuando sus acompañantes deciden continuar con el cadáver, las mulas que lo portaban se espantan y se dirigen a la iglesia de La Mata donde se paran, haciéndose cumplir el deseo del Obispo de ser enterrado allí. Desde entonces, sus restos fueron venerados fervorosamente hasta que en el siglo XIX se prohibió su culto por orden del Obispo Pisador

Descripción:

La iglesia de Santa Olaya o Santa Eulalia de La Mata es de nave única y ábside cuadrado, con dos pórticos en el exterior. Aparece documentalmente ya en el 1086, por lo tanto sería ya románica, aunque el ábside cuadrado parece más reciente por su bóveda apuntada. De los elementos románicos destacan varios canecillos y una portada en el interior de la nave, a la izquierda, muy baja, con varias arquivoltas y dos columnas entre codillos, una decorada con un hombre y otra con una mujer, ambos con el sexo muy destacado. Esta puerta da acceso a una larga estancia paralela a la nave, cubierta con bóveda apuntada y una pequeña estancia al final, todo ello da la impresión de ser de los siglos XIII-XIV.
En el interior se cuentan hasta 46 piedras sepulcrales numeradas.
La fachada, espadaña de triple arco y pórticos, el frontal casi cerrado y el lateral abierto sobre pies derechos, son ya del siglo XVIII.
Es curioso el sepulcro de piedra que se conserva en el interior, sin más decoración que unos sogueados muy arcaizantes, y que pese a que carece de inscripción se ha atribuido por algunos a un tal obispo Ataulfo o Dolfu.